Por Felipe Victoria Zepeda

 

 Importantes jefaturas de prensa

Si algo descuidan los altos funcionarios por andar tan atareados en las cosas que les conciernen, es el desempeño de aquellos servidores públicos a quienes ponen al frente de las “oficinas de prensa”, pomposamente llamadas Direcciones de Comunicación Social, a las que hace tiempo les quitaron esa segunda parte de “y relaciones públicas”.

Sin querer, en el pecado llevan la penitencia, pues si algo es difícil de cuidar es precisamente la imagen de las dependencias oficiales y la de sus jefazos.

Un buen comunicólogo debe ser también publirrelacionista, ocupado en resaltar y hacer lucir las cosas que hace bien el jefe y ganarle simpatizantes, en vez de generarle enemistades gratuitas y fobias.

En algunas oficinas de prensa, limitadas a la elaboración de boletines casi de machote que produce personal de trinchera, ni caso hacen de esos documentos, lo peor es que no leen cuidadosamente publicaciones impresas.

Poco se ocupan de monitorear todos los programas de radio o tv y si acaso se asoman a las redes sociales, apenas prestan atención a los feisbuqueros que “de mala leche” atacan a sus jefazos o les echan carrilla, pero no con la intención de provocar acercamientos y limar  asperezas, sino para ponerlos en la lista de “enemigos”.

Lo único que aceptan y toleran es la sarta de lisonjas y alabanzas desmesuradas, para esas sí mostrárselas al que manda.

Así las cosas sus jefes resultan incomunicados y mal informados; los responsables de prensa se constituyen en murallas y se la llevan de a muertito con el enjambre reporteril que nunca falta en los eventos oficiales, multitudes en que no todos son verdaderos periodistas ni representan a ningún medio, ni les publican nada o no intervienen en ninguna parte de la radio y la tv.

Así de tanta agobiante chamba no les queda tiempo para atender a los que forman opinión y a veces critican intentando proponer soluciones o señalan errores que deberían corregirse.

Para salir de compromisos, al jefazo le dicen que son enemigos a sueldo de sus opositores políticos, que no merecen ser tomados en cuenta ni escuchados por él personalmente. Si una relación no es transparente ni recíproca se vuelve áspera, generando entonces sí ataques directos, o simple jiribilla, pero su soberbia de funcionarios les hace olvidar la sencillez y la humildad a que institucionalmente están obligados.

Bien pronto aprenden a manejar los “castigos” con el escamoteo de apoyos, a veces desviados hacia donde no debieran.

Hoy en día la prensa de medios electrónicos es la difícil de lidiar, encuentran fácil presionar a las empresas con cancelación de convenios si no callan opinadores incómodos censurándolos, aun siendo productores independientes.

Son capaces de felonías antes que limar asperezas y aclarar malos entendidos, olvidan que dejarán de ser funcionarios y los periodistas seguirán en su oficio.

 

-Riiing… salinsliiim.

-Maestra Pizarrina, ayúdanos con la tarea.

-Ya les dije que acudan a la biblioteca a cultivar la neurona. ¿De qué se trata chamacos?

– ¿Hasta dónde tienen derecho las empresas de medios que venden tiempos de transmisión en radio y tele, de censurar previamente qué pueden decir y qué no, quienes les compran tiempo para programas?

– Me acuerdo que la censura está prohibida y agravia a la libertad de expresión.

-¿Entonces joden de puro huevos ese derecho humano a expresarse libremente en tiempos prepagados?

-Está dura y pelona la cosa, porque como empresas tienen convenios.

– Pero es que quieren mamar y dar de topes, no gastan en producir programas que les generen rating para captar más anunciantes.

-Lamentablemente así es, lo dejan a la buena voluntad de quienes emprenden la hazaña de transmitir programas, la bronca es que si molestan con el pétalo de una rosa a funcionarios con los que tienen convenios, ahí es donde se ponen sus moños.

– Explíquelo más facilito.

-Imagínense si la empresa tiene vendidos anuncios de equis refresco gaseoso, no van a dejar que los independientes en el tiempo que les compren hablen mal de ese producto, así de fácil.

-¿Como en las tienditas que no pueden poner en los refrigeradores producto de la competencia, como con las marcas de cervezas y aguas negras rivales?

-Exactamente, si una estación o canal tiene convenio con funcionarios para que los estén lisonjeando y alabando, y oculten sus regadas de tepache, les enoja que alguien y les diga sus netas, por mucho que esté pagando el tiempo.

-¿Entonces “controlan” las opiniones ajenas y existen límites legales?

-Por supuesto que sí; toda libertad los tiene para que no se convierta en libertinaje; la norma es el respeto a la moral, buenas costumbres y vidas privadas.

-¿Y si algunos funcionarios no se portan bien?

-Se quedan callados o les dan “switchazo”.

-¿Y si se rebelan?

-Los sacan del aire aunque pierdan un cliente menor, o los funcionarios mandan amenazar y dar sustitos, por lo menos.

-Aaarajo teacher, por eso los medios tradicionales están a la baja y las redes van de subida y ahí no cuesta opinar. ¿Aquí en ese aspecto es aceptable como están las cosas?

-En Chilpancingo no hay quejas, pero en Acapulco los tiranitos del alcalde desbocado andan desatados, provocando que se quejen ante la CODDEHUM y la CNDH dentro de muy poco.