* Silvano Blanco, ahora legislador local, reprocha que cuando fue alcalde de José Azueta, mandos militares le negaron su apoyo para enfrentar a los grupos delictivos

 

REDACCIÓN

 

Paradisiaco y violento, así es el municipio turístico de Zihuatanejo, en la región Costa Grande de Guerrero. Desde hace años, diferentes organizaciones criminales han aparecido para disputarse el control de esta zona y con ello, la violencia ha tenido repuntes y caídas.

Los cárteles que actualmente se disputan la plaza llegaron de otros estados: Los Viagras, de Michoacán y la Guardia Guerrerense, una alianza entre el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) y un grupo disidente de Los Caballeros Templarios, también de Michoacán.

Pero años atrás, cuando la delincuencia organizada apenas comenzaba a adoptar tintes terroristas (decapitaciones, desmembramientos, exhibiciones macabras de cadáveres despedazados), hubo un alcalde que se propuso combatir a las organizaciones criminales.

Silvano Blanco Deaquino gobernó el municipio de Zihuatanejo en el periodo 2005-2008, cargo al que llegó bajo el cobijo del PRD.

Actualmente es diputado local de Movimiento Ciudadano, partido al que ingresó tras abandonar las filas del sol azteca, inconforme por la corrupción, manejo y rumbo que tomaron los perredistas.

Sentado en un sillón del Congreso, el diputado relata cómo fue el surgimiento de la extrema violencia criminal en el puerto de Zihuatanejo, cuando él era presidente municipal.

Recuerda que en 2016 el fenómeno del crimen organizado comenzó a extenderse por todo el país y su municipio no fue la excepción. Relata que en ese entonces sostuvo una reunión con el jefe de las fuerzas militares destacamentadas en la zona, del que solamente refiere que era un teniente coronel.

“Él me dijo: ‘presidente, se está calentando la zona ¿Qué hacemos?’ Yo de inmediato le respondí: Coronel, lo que debemos hacer es coordinarnos, tengo a mi disposición 450 policías (preventivos) bajo mis órdenes y usted una cantidad importante de militares, por lo menos 500”, recuerda.

El ex alcalde añade que le propuso al coronel ir directamente a donde estaban los delincuentes. “Usted sabe dónde están y yo sé dónde están, los podemos detener ahí”, le habría dicho entonces.

Sin embargo, la respuesta del coronel fue negativa. No podría mover a ningún elemento sin autorización superior.

“Cuando tenga autorización de los superiores nos coordinaremos para hacer esa actividad”, recuerda Blanco Deaquino que le respondió el coronel.

Pero las órdenes nunca llegaron y la delincuencia se fortaleció ante la impotencia del entonces alcalde Silvano Blanco.

Relata que, por su cuenta, trató de marcarle un alto a las bandas criminales, pero la Federación lo dejó sólo.

“En algunas ocasiones, nos tocaba a nosotros detener a gente de la delincuencia organizada, las poníamos a disposición del Ministerio Público Federal (MPF) y para el otro día los liberaban. Cuando los liberaban, nos emboscaban a la Policía Municipal y nos mataban a varios elementos”, reprocha.

De esa manera concluyó los últimos dos años de su mandato, pidiendo apoyo al Ejército y la Marina, sin que hubiera nunca un interés verdadero por combatir al crimen organizado.

“Yo le decía al mando militar: ustedes tienen su sistema de inteligencia, la Marina también, nosotros contábamos con mecanismos y el estado estamos seguros que también”, recuerda el ahora legislador.

“Se sabía con precisión quienes eran y dónde estaban, pero la descoordinación y los intereses creados impidieron que se actuara con mayor contundencia”, lamenta.