¿Paraíso sureño de la impunidad
Felipe Victoria
Algunos se purgan y les molesta escucharlo, pero reitero que quienes desconocen la historia están condenados a repetir los mismos errores…
Quienes son afectos a jugar ajedrez gozan de una perspectiva analítica muy desarrollada, en que el movimiento de cada pieza se valora de antemano calculando las consecuencias posibles.
Invariablemente se trata de poner en jaque al rey adversario y darle mate; lo que peones, torres, caballos, alfiles y la reina deben intentar evitar a toda costa actuando a la defensiva pero también a la ofensiva, pues no hay mejor defensa que el ataque.
Quienes solo se preocupan de la defensa suelen perder la partida…
Así las cosas, me refiero a medrosas estrategias oficiales erróneas que ni siquiera bastan para defender a la sociedad de los embates de la delincuencia; someterse a lo que le dicen “prudencia política” para evitar posibles reacciones puede ser un garrafal error.
Si quienes constitucionalmente son depositarios del ejercicio y aplicación de la energía legal para contener la violencia y el desorden omiten su deber sometiendo a quienes infringen leyes y reglamentos, pueden darse por vencidos de antemano.
Desde ningún enfoque resulta sano tolerar acciones delictivas de grupos o sectores que no respetan los derechos de terceros; las libertades de expresión, reunión y asociación son una cosa, ponerse de rodillas ante la ingobernabilidad es lo reprochable y hasta punible.
No es bueno confundir la gimnasia con la magnesia, pero una cosa es no impedir marchas y otra permitir que impunemente se ataquen vías de comunicación, se tomen instalaciones oficiales y casetas de peaje en carreteras o se impida el libre tránsito de la gente. Peor aún si no se hace nada por impedir el vandalismo incendiario ni se captura a encapuchados, presuntamente alquilados como infiltrados a los que siempre dejan escapar, como si estuviéramos en tierra sin ley.
Los gobiernos temen que los tachen de represores y autoritarios quienes ejercen a placer la provocación para fabricarse como mártires y víctimas diciéndose ”presos políticos”, resultando indefensión y falta de garantías para la población, lo primero que las autoridades están obligadas a dar…
Lamentablemente la moda defensora de los derechos humanos fue más allá de sus objetivos primarios de frenar y erradicar la brutalidad policiaca y excesos arbitrarios de servidores públicos y autoridades.
Las mafias que todo consiguen con su “ley de plata o plomo”, sometieron paulatinamente a las fuerzas públicas del orden y estas dejaron de impedirles actuar, simulando investigar sin dar pasos eficaces para perseguir maleantes.
Para taparle el ojo al macho, sí a veces llegan a prisión los que no alcanzaron a comprar su liberación ante el Ministerio Público, pero después como sea la consiguen ante jueces que igual tienen miedo o son ambiciosos, por no decirles corruptos.
En ese entorno nacional, la delincuencia está de plácemes traficando, robando, atracando y extorsionando mientras los gobiernos siguen gastando millonadas en reformar y transformar sistemas tradicionales para acusar y juzgar, porque tanto gasto genera comisiones jugosas bajo la mesa en que nadie quiere indagar…
Pero si ya con eso estaba como para ponerse a llorar, el colmo es que sectores como el disque docente disidente, intransigente e indecente se le trepó a las barbas a gobiernos estatales y a la federación en plena subversión.
El problema es de índole laboral, se resisten a perder conquistas sindicales que les otorgaron privilegios indebidos, no bastó con que encarcelaran por gastalona a su lideresa vitalicia y desde la sombra les hizo la guerra con su aparente disidencia aguerrida, donde otros líderes salieron igual de brillantes para eso de la ingeniería financiera con recursos públicos, en contubernio con autoridades.
El colmo fenomenal e indignante es que aun teniendo integradas averiguaciones previas contra malandrines magisteriales y obsequiadas órdenes de aprehensión, los responsables de ponerlos a disposición de los jueces penales se niegan a hacerlo, disque por “prudencia política” para evitar que la insurgencia vandálica incendiaria se magnifique…
Pero por mientras tampoco hay decisión para capturar en flagrancia a los vándalos encapuchados que ahora dicen que han de ser infiltrados…¿miedo, incapacidad o complicidad?…
Así no nos espera nada bueno en este afligido sur de la república mexicana, donde el magisterio se rebela contra la reforma educativa en tan solo cuatro entidades que prácticamente ya están en revolución contra la federación: Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Michoacán, azuzados por un mesiánico personaje muy identificado y quizá patrocinados por el narco que así opera a sus anchas…
La Defensa de Derechos Humanos en su Comisión Nacional y las estatales respectivas junto con las organizaciones no gubernamentales, se convirtieron en trabucos que impiden restablecer el orden y la paz actuando con la energía legal debida…los policías deben respetar protocolos, pero los insurrectos no tienen ninguno que los modere…
Se avizoran estados de excepción donde habría que suspender garantías en regiones enteras. El sepulcral silencio actual de las fuerzas armadas es para temer cosas graves, pero necesarias para evitar que la impunidad devore todo el país o se tropiece el gobierno nacional…
Adecuado que Héctor Astudillo Flores comparta opiniones con quienes gustan de analizar la historia calculando prospectivas de riesgos, no todo es búsqueda de grandes inversiones ni legalizaciones que distraen la meta del orden y la paz.