* Maestros disidentes bajaron a media carretera, con todo y equipaje, a los ocupantes de las unidades, sin importarles que no llegaran a su destino

 

* Policías federales llegaron media hora después y se limitaron a observar cómo los profesores se retiraban a su campamento

 

Salvador Bello

 

Maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación en Guerrero (CETEG), del grupo que encabeza Ramos Reyes Guerrero, robaron ayer de dos autobuses de pasajeros, para lo cual bajaron a media carretera a los ocupantes, para poder trasladarse a la Ciudad de México y participar en las protestas en contra de la Reforma Educativa y la Evaluación al Desempeño Docente.

Aproximadamente a las 11:00 horas, unos 50 profesores de la CETEG se trasladaron hasta el puente peatonal ubicado a la altura de las instalaciones de Diconsa, donde establecieron un retén en el carril sur-norte de la Autopista del Sol con la finalidad de apoderarse de autobuses suficientes para trasladarse a la Ciudad de México.

Luego de unos minutos detuvieron tres autobuses de la empresa Estrella de Oro con los números económicos 1528, 1530 y 1550, los cuales dejaron ir luego de unos minutos por causas que no revelaron, por lo que continuaron con su búsqueda.

Unos 15 minutos más tarde detuvieron a un autobús de la empresa Costa Line, número 2018, y otro de Futura, número 1052, los cuales trasladaron a su campamento para que sus compañeros los abordarán para trasladarse a la Ciudad de México, donde participarían en la marcha convocada por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).

Media hora después arribaron al lugar policías antimotines federales buscando detener las acciones realizadas por los cetegistas, pero los manifestantes se retiraron luego de la llegada de los uniformados para evitar confrontaciones.

Alrededor de las 12:30 horas, los dos autobuses que robaron los profesores de la CETEG partieron por la Autopista del Sol con rumbo a la Ciudad de México llevando un contingente indeterminado de profesores, sin que ninguna autoridad se los impidiera.

A los cetegistas poco les importó que los pasajeros de los autobuses tuvieran que bajarse, algunos cargando su equipaje, de las unidades en plena carretera, sin poder llegar a la terminal de Chilpancingo.