¿Perversidad por costumbre?…
Felipe Victoria
La última vez que escuché hablar de civilidad y legalidad a un presidente municipal de Acapulco de Juárez, creo fue allá por diciembre de 2002, cuando el PRD ganó por vez primera la alcaldía porteña con el abogado y exdiputado federal Alberto López Rosas.
No crea el lector que hay error en lo asentado en el primer párrafo, es que el contador público y empresario Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, impulsado por el Frente Ciudadano que dirigía Fernando Donoso, consiguió la alcaldía hasta su tercer intentona, pero como candidato externo del PRD en diciembre de 1999.
Las primeras bravuconadas de Zeferino fueron contra su antecesor y enemigo desde la infancia Manuel Añorve Baños. Por parte del PRI, el gobernador René Juárez Cisneros quería poner a Ernesto Rodríguez Escalona y Luis Walton Aburto competía también por la alcaldía, pero el aprecio personal que le tenía al contador Torreblanca ni más ni menos que el entonces presidente de la República Vicente Fox Quesada pesó más.
José Rubén Robles Catalán no compitió en 2002 contra López Rosas porque Ernesto Rodríguez fue el tricolor impuesto, pero le ganó el PRD aprovechando que la gestión de Zeferino en Acapulco fue satisfactoria. El Notario Público había tenido que postergar sus aspiraciones y esperar hasta el 2005 para intentarlo de nuevo. Antes lo habían sacrificado porque impusieron a un Almirante de la Marina, Alfonso Argudín y se disciplinó al partido…
El lajeño López Rosas le echó ganas en su trienio y pretendía lanzarse por una Senaduría, pero le echaron encima el alud de acusaciones con Félix Salgado Macedonio como ariete.
Los perredistas se habían quedado sin competidor fuerte del PRI porque alguien mandó asesinar a Robles Catalán el 6 de julio de 2005, meses antes Zeferino se había convertido en gobernador utilizando las siglas del PRD y Convergencia, ganándole a Héctor Astudillo. Vicente Fox continuaba siendo presidente de México y seguía estimando a Torreblanca Galindo…
Tres trienios al hilo el PRI se quedó sin el municipio más codiciado de Guerrero; en las elecciones de octubre de 2008 Luis Walton compitió pero consiguió más votos Manuel Añorve Baños que regresaría a ser de nuevo alcalde, pero ya no interino sino constitucional por elecciones y limó asperezas con el gobernador Torreblanca, que entregaría el mando estatal en marzo de 2011.
Manuel Añorve fue hecho candidato priísta para suceder a Zeferino, pero a su primo Angel Aguirre Rivero se le ocurrió querer volver a ser gobernador como fuera, aún indisciplinándosele al PRI de Beatriz Paredes Rangel y Manlio Fabio Beltrones Rivera y en agosto del 2010, Luis Walton le dio la candidatura por el Movimiento Ciudadano (MC, antes Convergencia), facilitando que el PRD que manipulaban Manuel Camacho Solís, Marcelo Ebrard Casaubón y “los Chuchos” lo ungieran candidato externo del PRD a la gubernatura, que le ganó de calle a su primo Añorve.
El PRI soportó haber perdido tres veces Acapulco, pero perder todo Guerrero por segunda vez, con externos del PRD, era un imperdonable agravio que no podía quedar sin castigo tarde que temprano…
Aguirre como gobernador pseudo perredista, fue diametralmente distinto a cuando interino priísta de Figueroa Alcocer, amable y accesible para todos, así que buscarían la forma de hacerlo tropezar fabricándole problemas.
Como de malas y con un gabinete plural conformado con extraños y enemigos ideológicos, cayó atrapado en las sutiles redes de un séquito perverso de gente cercana de disque su mayor confianza, que en vez de servirle con lealtad y honradez lo distanciaron de sus anteriores amigos aislándolo completamente.
Nadie que no autorizara esa cofradía exclusiva podía saludar en persona al gobernador Angel Aguirre; lo engatusaron aprovechando sus humanas debilidades para mantenerlo muy distraído, lo transformaron en un arcángel inalcanzable, desinformado y mal asesorado, mientras bajo su sombra y a sus espaldas se dieron vuelo algunos dando órdenes a diestra y siniestra sin que él se enterara…
La primera trampa se la pusieron con el incidente de la gasolinera de la autopista en Chilpancingo en diciembre de 2011, en que cayeron abatidos dos vándalos que incendiaron una bomba despachadora y escapaban de los policías federales, pero los victimados resultaron ser estudiantes matriculados en la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa y comenzaron las protestas y movilizaciones exigiendo que cayera Aguirre Rivero, pero dos funcionarios atajaron el golpe renunciando a sus cargos en la policía y la procuraduría: Ramón Almonte y Alberto López Rosas…
Cambió el sexenio y siguieron los problemas en Guerrero con los grupos armados de autodefensa capitaneados por Bruno Plácido Valerio, que acremente reprobó Miguel Angel Osorio Chong desde Gobernación por ilegales y, con el magisterio disidente cetegista protestando violento contra a la reforma educativa de Peña Nieto, un sanquintín todo el tiempo, notorias las estrategias de guerrilla urbana por parte de normalistas y disque maestros…
Luego ocurrió el ayotzinapazo de Iguala en septiembre de 2014 dando la puntilla y Aguirre Rivero tuvo que pedir licencia al cargo, dejando el estado en manos de un académico al que los demonios se le acabaron de soltar.
Tiempos demasiado difíciles y una subversión latente es lo que recibió Héctor Astudillo en octubre del año pasado, el peligro persiste y se le mira casi solito en la responsabilidad, sin gente con capacidad o que deveras le quieran ayudar…