* Profesores de la CETEG clausuraron ayer las oficinas de la Secretaría de Salud, de la CFE y la tienda Bodega Aurrerá, donde estuvieron a punto de liarse a golpes con trabajadores
* Antimotines se limitaron a ser simples observadores en lugar de actuar para prevenir que hubiera violencia, y sólo cuando los cetegistas ya se iban, les arrojaron gases lacrimógenos
Salvador Bello
Maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación en Guerrero (CETEG) “clausuraron” ayer las instalaciones de la Secretaría de Salud estatal, de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y de la tienda departamental Bodega Aurrera, donde estuvieron a punto de enfrentarse contra trabajadores y Policías Estatales Antimotines.
Estas acciones forman parte de sus protestas diarias que iniciaron desde el pasado 15 de mayo, de manera paralela a su paro de labores nacional al que convocó la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) en contra de la Reforma Educativa y de la Evaluación al Desempeño Docente.
Las acciones de los cetegistas que mantienen su campamento en las avenidas Circunvalación y Rufo Figueroa, seguidores de Ramos Reyes Guerrero, comenzaron aproximadamente a las 13:00 horas cuando irrumpieron en las oficinas de la Secretaria de Salud de Guerrero.
Los cetegistas desalojaron al personal de la dependencia, a quienes invitaron a sumarse a su lucha argumentando que la problemática por la que atraviesan los docentes también la padecerán los empleados del sector salud y “clausuraron” simbólicamente el inmueble.
A las 13:30 horas, los maestros disidentes acudieron a clausurar las instalaciones de CFE, ubicadas en la Avenida de la Juventud, justo a un costado de la comandancia de la Policía Federal Preventiva, en donde reclamaron que la reforma energética, en lugar de disminuir los precios de la energía eléctrica, los aumentado y ha afectado a las familias más humildes.
Luego, a las 2 de la tarde, se dirigieron a las instalaciones de la tienda departamental Bodega Aurrerá, ubicada también cerca del lugar donde mantienen su plantón, con el pretexto de que explota a los trabajadores y es una empresa transnacional que provoca la quiebra de los mercados locales.
Los aproximadamente 100 trabajadores de la tienda, entre los que se encontraban mujeres embarazadas, se negaron a que fuera cerrado el establecimiento porque sus patrones les iban a descontar el día, debido a que cada hora que cierra la tienda pierde entre 80 y 100 mil pesos de ventas.
Los profesores de la Coordinadora discutieron durante varios minutos con los trabajadores de la empresa Bodega Aurrerá, que se formaron en el acceso principal del inmueble y se negaron a abandonar sus instalaciones, mientras atrás de ellos colocaron obstáculos para evitar que los profesores pudieran entrar a causar destrozos en el inmueble.
Los docentes entonces cerraron la tienda departamental con todos los trabajadores dentro de la misma y arrojaron los carros del supermercado como obstáculo para que no pudieran abrir las cortinas, además que tiraron cohetones para provocarles pánico, pero minutos después los empleados salieron tranquilamente del inmueble por una puerta de servicio.
Al lugar arribaron elementos de la Policía Estatal con equipo de antimotines, quienes durante el conflicto se limitaron a ver de lejos el conflicto entre cetegistas y empleados, y se aproximaron cuando los profesores se retiraban de la tienda, momento en que los persiguieron y les arrojaron un par de bombas de gas lacrimógeno hasta que los manifestantes ingresaron a su campamento.
A esa hora, en la zona caminan cientos de personas que van saliendo o se dirigen a sus empleos o escuelas, por lo que muchos ciudadanos que pasaron por el lugar y que no tenían nada que ver en el conflicto resultaron afectados por los efectos de los gases lacrimógenos.
Todos estos hechos fueron seguidos de cerca por observadores de la Comisión de los Derechos Humanos del Estado de Guerrero (CDHEG), quienes se mantuvieron pendientes de que los policías antimotines no se excedieron en el uso de la fuerza mientras cumplían con su trabajo de contener las protestas sociales que violentan los derechos de terceras personas.
La llegada tardía de los policías antimotines provocó molestias entre los trabajadores de la tienda departamental, debido a que durante varios minutos tuvieron que soportar una discusión con los profesores y estuvieron a punto de llegar a los golpes con ellos.