David Alejandro Delgado

 

El momento estelar de toda elección es el de los resultados electorales, por lo que es importante distinguir cada fuente de resultados y ponderarlo en su justa dimensión.

En primer lugar tenemos a las denominadas exit polls, también conocidas como encuestas de salida o a boca de urna. Para construir este resultado, las empresas encuestadoras diseñan una muestra y con un equipo de encuestadores cercanos a las casillas, le preguntan a los electores el sentido de su voto. El ciudadano puede no contestar, inclusive bajo el fundamento de que el voto es secreto, o bien, manifestar una respuesta falsa, sólo para quitarse al encuestador. Hay que agregar que en nuestra cultura la desconfianza tiene un alto nivel, por lo que la respuesta puede fácilmente no ser precisa. De tal manera que el nivel de incertidumbre de este tipo de resultados es muy alto en México. No son recomendables, pero los políticos se convierten en clientes de este medio para diseñar sus posturas al final de la Jornada Electoral, porque son las primeras encuestas disponibles al cierre de la votación.

Por otro lado, tenemos los Conteos Rápidos, estos ejercicios consisten en recabar de una muestra de casillas los resultados del escrutinio y cómputo ya realizado y publicado al exterior de las casillas; tienen un mayor nivel de precisión, por ser un universo más grande de votos que ya están contabilizados en casilla, pero no deja de tener su margen de error. Aun cuando las organice la autoridad electoral no constituyen resultados oficiales. Por ello, ante contiendas muy cerradas, es mejor tener la paciencia necesaria.

Tanto en el caso de las encuestas de salida, como en el caso de los conteos rápidos, el Consejo General del Instituto Nacional Electoral ha emitido Lineamientos tanto para elecciones Locales como Federales en uso de la facultad Constitucional que se le encomienda, en el cual se le solicita a quién lo realiza rendir un informe, proporcionar su metodología y su resultado. Dicha información está disponible tanto en la página de internet del Instituto Nacional Electoral como del Organismo Público Local Electoral correspondiente.

Luego viene el PREP, que es el Programa de Resultados Electorales Preliminares, que depende de la rapidez con que se terminen las actividades en la casilla, sin embargo, ante contiendas cerradas, los representantes partidistas pueden llegar a deliberar sobre la intención de cada sufragio emitido, sin que tengan esa atribución puesto que cuentan con la opción de presentar el escrito de protesta; además cuenta la cercanía o lejanía para entregar el paquete electoral al Consejo correspondiente.

En términos de PREP hay que entender, que debido a que no constituye una muestra estadísticamente significativa, no es posible derivar tendencias en sus primeros resultados; por lo que el sistema PREP, es más bien un sistema que debería ser valorado en términos de transparencia, para que los ciudadanos vigilaran los resultados de su casilla y luego los compararan con los resultados que se publican en el PREP, conformándose una auditoría ciudadana. El problema del PREP, tiene que ver con algunos escasos funcionarios de casilla que no colocan las copias de las actas de escrutinio y cómputo que van por fuera del paquete electoral, ello genera que dichos resultados no se puedan conocer al momento de recibir el paquete electoral y por tanto no puedan ser ingresados al sistema PREP.

Es importante decir que hay zonas del país en que el paquete electoral puede tardar hasta más de 24 horas en llegar al Consejo donde sus resultados sean capturados para el sistema PREP, la complejidad orográfica y de comunicaciones del país, así lo generan.

Pero lo único malo del PREP es que es preliminar, no constituyen resultados oficiales, éstos se presentan hasta que se realizan los cómputos; los cuales inician el miércoles siguiente a la elección y que es una oportunidad para que los consejos corrijan, en los casos en que sean evidentes los errores aritméticos u otras inconsistencias, la sumatoria realizada en casilla.

La ansiedad de la clase política por conocer los resultados coloca un problema humano poco estudiado, se denomina el síndrome Bournot o del trabajo quemado. Ello ocurre porque la Ley ha definido que los cómputos no pueden suspenderse, que deben ser ininterrumpidos, colocando a los integrantes de los Consejos que lo realizan a cargas de trabajo extenuantes al extremo.

El Consejo General del Instituto Nacional Electoral ha emitido lineamientos para ser aplicados en las elecciones locales y federales, facilitándole a los Consejos la realización de éstos cómputos. Quizá no sea tanta la carga en el caso de elecciones locales por la dispersión de los cómputos, pero en los casos federales suelen ser más complicados por el número de actas a revisar, que en ocasiones implica un nuevo escrutinio y cómputo. Mucho se agradecería a los legisladores que pudieran legislar recesos durante los cómputos.

Si aun así hay inconformidad en el resultado, queda la instancia de los Tribunales, quienes pueden llegar a modificar los resultados, valorando las causales de nulidad de casilla o corrigiendo el sentido de interpretación hasta de un voto.

Mucho se ha dice que este esquema es arcaico y que sería mejor utilizar las nuevas tecnologías; sin embargo, la experiencia internacional nos dice que no siempre resulta la mejor solución; así como en Brasil la introducción de la Tecnología le otorgó confianza al sistema, en Holanda ocurrió exactamente lo contrario, regresando al papel.

Recientemente observé en las elecciones del 15 de Mayo pasado en República Dominicana, problemas de implementación de tecnología para la habilitación del elector y el escrutinio; que impidió el 100% de cobertura e inclusive generó retrasos en la instalación de los allá llamados colegios electorales (casillas). No fue sino hasta 12 días después de la elección que la Junta Central Electoral pudo dar el 100% de la elección presidencial y 15 días después del resto de las elecciones.