Renuncia el Gral. Díaz
Por Chanssonier
Después de tres décadas de ser el árbitro del destino nacional, el presidente de la república general Porfirio Díaz (Mori), se miró precisado a dejar su alta jerarquía, motivada por la revolución encabezada por don Francisco I. Madero, a la que se unieron otros grupos antigobiernistas, ocurriendo tal suceso el 31 de mayo de 1911; con Díaz también dimitió el señor Ramón Corral, quien fungía como vicepresidente de la nación.
Originario de Oaxaca en donde había nacido en 1830, estudió derecho en el instituto literario de su entidad; aun cuando era muy joven simpatizó con la revolución de Ayutla, encabezada por el general Juan Álvarez Hurtado, la que finalmente echó del poder al dictador general Antonio López de Santa Anna. Hombre de ideas liberales combatió a los conservadores en la región de la Montaña, en donde tuvo una hija llamada Amada con su pareja Rafaela Quiñones, originaria de Huamuxtitlán.
Su dote como un militar excepcional, los dio a conocer en el curso de la defensa de Puebla en 1862, en donde las fuerzas francesas que pretendían tomar la ciudad de Puebla, fueron derrotadas haciéndolas huir en diferentes direcciones. Su prestigio como militar lo hizo aspirar a la presidencia, sin haber logrado su propósito.
Cuando lo logró mediante el Plan de Tuxtepec, empezó una era de prosperidad para la nación, construyéndose numerosas vías férreas para comunicar a la nación hacia todos sus puntos cardinales, cotizándose el peso mexicano a la par con el dólar estadounidense. Desgraciadamente no rescató a la población indígena, la que sería caldo de cultivo para obligarlo a dejar el poder en 1911.
En Guerrero de manera particular, construyó el ferrocarril México-Balsas y la carretera Iguala Chilpancingo, construyendo en este último lugar el palacio de gobierno, el que había derribado un fuerte temblor; además el hospital y el palacio penal, único que aún queda en pie.
El general ]Díaz está sepultado en París, ciudad en la que murió en 1915; sobre la posibilidad que sus restos sean traídos a México, desde hace años hay una polémica. Mientras unos opinan que deben permanecer en donde están, otros son partidarios de repatriarlos terminando con pasiones, que a tan larga distancia se miran estériles.
General Manuel Villada
Los escasos historiadores que hay en el estado de Guerrero, carecen de estudios profundos en la materia, porque desconocen la existencia de algunos gobernadores, los que no mencionan en sus publicaciones. Uno de ellos es el general Manuel María Villada, quien fue originario de Oaxaca.
Cuando ocurrieron las desavenencias entre el gobernador, general Juan Álvarez Hurtado, con el presidente Antonio López de Santa Anna en 1852, aquél que encabezaba un gobierno centralista, designó como gobernador al general Villada, un militar que siempre había simpatizado con el virreinato, quien había nacido en la Ciudad de Oaxaca, formando parte del cuerpo de ayudantes del presidente Santa Anna, a cuyo lado había combatido en la Cuesta del Peregrino, en donde las fuerzas de Álvarez le propinaron terrible derrota.
Villada gobernó en Tixtla entonces capital estatal, de 1852 a 1853. La enfermedad de la peste fue la causante de su muerte. Lo reveló el general Tomás Moreno.