Jorge VALDEZ REYCEN
* Olea Peláez: el riesgo de hablar
* Sistemática labor para desgastarlo
* Evidente tergiversación de su dicho
A Eloína López-Cano. In memoriam.
Xavier Olea Peláez sí dijo que existen órdenes de aprehensión contra maestros de la CETEG.
El Fiscal General del Estado (FGE) ha sido víctima de los “duendes” de las redacciones, aquellos que cambian palabras o “empastelan” las notas, cuando de lo que se trata es informar con veracidad y puntualidad.
Olea Peláez sí dijo que existen órdenes de aprehensión contra disidentes de la CETEG, pero no reveló el número de éstas porque se violentaría la secrecía de la indagatoria penal que se instruye contra los probables responsables de ilícitos.
Una grabación de la entrevista a Xavier Olea desnuda la falta de oficio periodístico de quienes han abrazado causas activistas de franca defensa mediática a las acciones de la CETEG y prueba de ello es que deliberadamente un reportero –está publicada su nota— tergiversó de mala fé las palabras del titular de la FGE, al grado de que el autor de esta columna consideró insólitas las afirmaciones de Olea sobre la ausencia de órdenes de aprehensión contra los bárbaros del sur.
“Ya apareció el peine” –frase coloquial que se usa para descubrir que en los diarios hay infiltrados de la nota perversa, que confunde y desinforma, además de que burla la confianza del lector, intenta exhibir como falaz al entrevistado, en este caso a Olea Peláez.
Este ejercicio desinformativo debe ser punto de partida para que el reportero que incurra sistemáticamente en actos carentes de ética profesional, sea despedido de cualquier casa editora por desleal con los lectores, a quienes debe informar por lo menos con seriedad. Es un fraude lo que comete y va en detrimento de la verdad y veracidad de las páginas de un periódico que se precie de hacer periodismo responsable.
Parece increíble que hoy el reportero asuma una doble moral, no sé si patrocinado por organizaciones antisistémicas, la CETEG u otros grupos radicales, para crear duda y confusión manipulando y tergiversando declaraciones de funcionarios de primer nivel. Este ejemplo de Olea Peláez desnuda la falta de profesionalismo de un reportero, a lo que no puede ser omisa la casa editorial que lo contrató y le paga un sueldo.
La prensa ya no puede jactarse de tener entre sus filas a mentirosos. Ya no se puede permitir en grupos o sindicatos a quienes ofenden la dignidad profesional del gremio periodístico. Por ese innoble proceder se aplica un rasero infame a todos los reporteros.
En total consonancia con el activismo pseudopolítico o antisistémico que el reportero haga, le propongo el ejercicio de congruencia de convertirse en líder de causas, gurú de opositores o amanuense de vándalos, pero que deje el periodismo a quienes sí tengan valores y principios.
A Xavier Olea le ofrecemos una sincera y puntual disculpa. El audio no lo pudieron manipular esos duendecillos aludidos.
La verdad es y será el irreductible camino por donde debe transitar el periodista que se precie de serlo.
Nos leemos mañana… SIN MEDIAS TINTAS.