PALEMÓN DÍAZ

 

Con motivo de cumplirse 50 años de la Revolución Cultural China impuesta por el presidente Mao Zedong (de 1966 a 1976), se ha recordado en distintos medios sobre uno de los acontecimientos más violentos y de sangriento caos que durante una década se registrara en ese país y que el propio Partido Comunista ha reconocido que la Revolución Cultural “fue un completo error”.

En 1966, Mao había aprobado una directiva secreta que declaraba la guerra a la burguesía por todo el país y daba inicio a lo que sería la Revolución Cultural, la cual él consideraba un camino hacia el poder absoluto.  Durante ésta Revolución, 36 millones de personas fueron perseguidas y 2 millones fueron asesinadas.  A la vanguardia marchaban millones de jóvenes. “guardias rojos”, quienes atacaron las instituciones del país incluyendo el Partido y quienes adoraban a Mao conforme se arraigaba su culto a la personalidad.

Armados con el Libro Rojo de Mao y luchando contra las “cuatro antiguallas” –el pensamiento, la cultura, la educación y las costumbres tradicionales-, destrozaron obras milenarias de valor incalculable.  Los profesores, los intelectuales y las figuras de autoridad fueron los más castigados, sometidos  a interminables sesiones de autocrítica, torturas, golpes y asesinatos.  El escritor Lao She, es quizá el mejor autor teatral chino de su generación y se suicidó en un lago cercano a su casa tras ser sometido a una de esas sesiones.

Todos eran cómplices y sospechosos.  Todo podía ser motivo de acusación: tener un libro occidental, haber hablado alguna vez con alguien caído en desgracia, intentar salvar la vida a un gato.  “El énfasis estaba en combatir a aquellos en posiciones de autoridad que tomaran la vía capitalista.  Cuando se fijó este objetivo, la gente rápidamente pensó en sus superiores”, explica Chong-Qing Han Pingzao, historiador especialista de la Revolución Cultural y que entonces rompió con su familia para participar en ella.

“El 9 de septiembre de 1976 moría Mao Zedong. La Revolución Cultural había acabado.  La Banda de los Cuatro – la esposa del Gran Timonel Jiang Qing, y sus principales acólitos-  fueron juzgados y condenados.  Al mando de dirigentes como Deng-Xiaoping, otrora purgados, China empezaba a pasar páginas.  Pero, aunque apenas se hable en público de ello, los Guardias Rojos arrepentidos y los historiadores consideran vital hacer un balance desapasionado de aquella época para poder cerrar heridas y evitar que la historia se repita”. (Macarena Vidal – El País, 16 de mayo 2016).

La Revolución, además de privar a toda una generación de educación, de forma indirecta, colocó a China en el camino a su condición actual de una de las economías más dinámicas del mundo.  El Líder Supremo Deng-Xiaoping adoptó reformas de mercado algunos años después para restaurar la economía y la credibilidad del Partido, pero conforme China se ha desarrollado, también se ha desarrollado un aspecto nacionalista que recurre a la ideología de la igualdad comunista de Mao para criticar las crecientes diferencias de clase que existen hoy en día.  Esto contribuye a fomentar la visión del actual presidente Xi Jinping de una China más fuerte a nivel internacional y un Partido Comunista más fuerte a nivel doméstico.

China registró el año pasado una tasa de crecimiento de 6.9 por ciento, alcanzando el objetivo de “cerca de un 7 por ciento”.  La tasa, aun siendo la más baja de China en 25 años, todavía destaca en medio de la oscura economía mundial atrapada en una “nueva mediocridad”. La segunda economía más grande del mundo, que cuenta con una riqueza de más de 10 billones de dólares, aún hace impresionantes contribuciones al crecimiento económico global pese a su relentizado rendimiento del PIB.

La contribución de China constituye un 25 por ciento del crecimiento económico global, según la actual tasa de crecimiento, afirmó Yao Jingyuan, investigador de la Oficina de Consejeros de la Asamblea Nacional Popular.  Por su parte Joseph Stiglitz, ganador del Premio Nobel de Economía apuntó en el Foro Económico Mundial celebrado en enero en Davos, Suiza, que China ha sido el motor de la economía global de los pasados 15 años, especialmente en los últimos 7.

 

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