* El arzobispo de Acapulco dijo que la Iglesia Católica sólo acepta bodas entre hombre y mujer

 

ANA LILIA TORRES

 

ACAPULCO.— El arzobispo de la Diócesis de Acapulco, Carlos Garfias Merlos, consideró que la iniciativa de Ley promovida por el presidente Enrique Peña Nieto para legalizar las uniones entre personas del mismo sexo en todo el país, atenta contra el ciclo de la vida en la sociedad y de alguna manera contribuye a su decadencia.

El prelado católico señaló que hay que estudiar y analizar con detenimiento dicha iniciativa, para valorar sobre todo sus consecuencias e implicaciones en la vida de la sociedad.

“Será un tema que suscitará mucha reflexión, que implica mucho estudio y que ciertamente tiene que estudiarse con seriedad, vislumbrarse las consecuencias que puede tener una iniciativa como ésta”, indicó.

En conferencia de prensa, monseñor Garfias Merlos recordó que la Iglesia Católica tiene que fomentar y seguir el plan de Dios, que es la conformación de un matrimonio entre hombre y mujer.

Por ello, manifestó que “es muy claro que una unión entre dos personas del mismo sexo, no está abierta a la vida, se convierte en una manera de cerrar la sociedad; todos conocemos experiencias donde la vida se ha coartado y (eso provoca) sociedades en decadencia, que están extinguiéndose”.

Señaló que el ejecutivo federal tendrá sus razones para promover una iniciativa de ese tipo, “pero es realidad de los legisladores  estudiar y ver todas las implicaciones que tiene”.

Sobre la información que proporcionó el gobernador Héctor Astudillo Flores, de que en Guerrero se registran seis asesinatos diarios, tres de ellos en Acapulco, el clérigo señaló que las estadísticas son claras y es un hecho real que hay que buscar formas de mejorar el aspecto de la seguridad.

Destacó que la violencia y la inseguridad siguen siendo amenazas que pesan mucho sobre los pueblos que se les han confiado para acompañar mediante la acción pastoral cotidiana.

“Los sacerdotes entendemos que tenemos un papel relevante en las comunidades y que por ello tenemos una responsabilidad pastoral y social que cumplir en torno a los sufrimientos y las aspiraciones de la gente”, dijo el prelado católico.

“La violencia está calando muy hondo en muchas de nuestras comunidades y en numerosas familias que necesitan de nuestra presencia pastoral, por tanto seguiremos haciendo nuestro llamado a quienes optan por la violencia y se han convierten en victimarios de sus hermanos para que reconsideren su situación y dejen de hacer daño”, puntualizó.