Miguel Ángel Arrieta*
Con el apoyo de las redes sociales y los medios de comunicación digitales, Acapulco fue objeto de una despiadada guerra mediática la noche-madrugada del domingo y lunes. Los inexistentes sucesos difundidos en el universo internauta dejaron clara la elevada peligrosidad que representan los modernos sistemas de transmisión de datos cuando se trata de crear un escenario fantasma.
Durante los últimos minutos del domingo y las primeras horas del lunes, las redes sociales y el facebook transmitieron noticias de que Acapulco completo permanecía bajo un fuego generalizado debido al prolongado enfrentamiento entre delincuentes y efectivos de la gendarmería federal. Agencias de noticias internacionales y medios de comunicación de todo el país y locales, replicaron esa información hasta que se confirmó la inexistencia de dichos acontecimientos.
Al final de cuentas, los hechos reales consistieron en un enfrentamiento entre policías federales y criminales afuera del hotel Suites Alba, ubicado sobre Gran Vía Tropical, en la zona del denominado Acapulco Tradicional. Ahí resultó herido un agente policial y minutos más tarde se localizó el cuerpo de un presunto delincuente.
Después vino una persecución que generó una breve balacera sobre avenida Costera. Nada más. Pero a partir de ese momento las redes sociales comenzaron a transmitir información de que por lo menos en trece puntos del puerto se registraban enfrentamientos a fuego cruzado. Tales rumores persistieron toda la madrugada. Las versiones en ese sentido se expandieron como bola de nieve en caída libre. Por la mañana del lunes el recuento de daños resultaba inverosímil.
Ciertamente, el rumor rindió frutos. La población asustada decidió no llevar a sus hijos a las escuelas. Funcionarios universitarios institucionalizaron la red de mentiras. Anunciaron suspensión de actividades en planteles “por la violencia vivida en Acapulco”. Familiares radicados fuera del puerto inundaron las líneas telefónicas alarmados por la guerra que hasta la mañana continuaba generando balaceras, según sus promotores digitales.
Las calles lucían semivacías y más de uno recibió una llamada en la que amigos o parientes recomendaban “salir con mucha precaución a la calle”.
Es decir, miles de acapulqueños tenían la convicción de que lo narrado en el ciberespacio fue real. En plena era moderna y con toda la accesibilidad a sistemas de información los ciudadanos de Acapulco fueron presa del síndrome Wells.
En el New York de los años 30, el productor Orson Wells transmitió por radio el primer capítulo de la novela La Guerra de los Mundos, en la cual un locutor leía un boletín para describir como los extraterrestres invadían la urbe de hierro y exterminaban a sus habitantes, pero la lectura de dicha obra la realizó sin advertir que se trataba de un relato ficticio, lo que motivó un pánico generalizado en la gran manzana. Accidentes, heridos, infartos y hasta decesos provocó aquella descripción fantasiosa que la mayoría de quienes la escucharon pensaron en su momento que era algo real.
Pero más allá de incidentes y efectos derivados del escenario ficticio en que quedó atrapado Acapulco durante varias horas, lo que debe determinarse es quien o quienes diseñaron la estrategia de propagación de la información viral lanzada contra el puerto.
El análisis cuantitativo de los elementos gráficos y testimoniales que sirvieron para fortalecer esa difusión, explican por si mismos que el atentado mediático no fue casual o circunstancial. Por lo menos hay cuatro elementos a considerar en la ruta de investigación:
1.- Las fotografías y audios difundidos en internet para ampliar “información” de lo que ocurría en Acapulco durante la madrugada del lunes, corresponden a hechos sangrientos registrados algunos en 2007, 2009 y 2012.
2.- En los audios las voces que piden auxilio, describen que el lugar donde se encuentran recibe descargas de armas de fuego, como el caso del centro comercial Costera 125. Totalmente falso. Las observaciones periciales y la revisión del inmueble revelan que éste no recibió un solo impacto de bala.
3.- También hay filmaciones –videos captados por celulares—, tomados desde ángulos aéreos. Los que se presume fueron captados desde los condominios ubicados alrededor de Costera 125, en los que se destaca que Acapulco está bajo fuego debido al ulular de sirenas policiales y el aparatoso desplazamiento de unidades militares.
4.- Resulta sospechoso que los sucesos ocurrieran la misma fecha en que se inaugura el Tianguis Turístico en la ciudad de Guadalajara, en el que participará una delegación de más de trescientos guerrerenses con presentaciones de lujo para promover las bellezas de Guerrero, y unas horas después de que el Secretario de Turismo, Enrique de la Madrid Cordero, anunciara que Acapulco será sede del mismo evento el próximo año.
En el fondo, el mensaje derivado de ese análisis arroja suficientes indicios de que el escenario del caos y la tragedia fue resultado de una estrategia bien orquestada y ejecutada para confundir, atemorizar y desestabilizar.
*Colaboración especial