* Por haraganes y flojos, adiós al GIEI de la CIDH
* Vidulfo Rosales debe renunciar, por decencia
* Es una pachanga a nivel nacional el caso “Los 43”
JORGE VALDEZ REYCEN
Era de esperarse que tarde o temprano los padres de familia de los 43 desaparecidos salieran mal con el abogado Vil-dulfo Rosales Sierra. También es de esperarse, si tiene tantita decencia y vergüenza, su renuncia a seguir asesorando legalmente a quienes llamó “pinches indios piojosos”.
Y ahora sacan la balandronada de que se trata de “una campaña de desprestigio del Estado”. Esa es la cantaleta sobada, rancia, con la que intentan encubrir todas sus pifias: culpar al gobierno.
La tragedia que vive un padre o una madre que tiene desaparecido a su hijo es un dolor que tiene validez ante la sociedad y justificación, porque nadie festina que los 43 muchachos hayan sido desaparecidos por policías y sicarios del cartel criminal “Guerreros Unidos”.
Lo injustificable es que, aleccionados por el activista de Tlachinollan, Vildulfo Rosales, hayan acusado al Estado como responsable de la salvajada. Pero el colmo es que exijan se los devuelvan con vida. Todo es raro, como si formara parte de una estrategia o montaje.
El Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) debe cumplir con el resolutivo de conclusiones en torno a su investigación de coadyuvante con la PGR. No son jueces, ni tampoco pueden venir a suplantar a capricho al Estado de Derecho mexicano. Se les abrió la puerta, sin actitudes xenofóbicas, ni tampoco discriminatorias. Empero, a casi un año de trabajo sólo han cobrado sueldos altísimos y viáticos que generaron gastos superiores a los dos millones de dólares. ¡Ni en sus países les pagaban así!
El GIEI de la CIDH deberá presentar a los mexicanos sus conclusiones de lo que pasó el 26 y 27 de septiembre de 2014 en la ciudad de Iguala y en el basurero de Cocula. El resultado preliminar de un tercer peritaje de expertos en fuego, robustece la investigación de la PGR de que hubo al menos 17 cuerpos incinerados en un fuego en el vertedero de Cocula. Que si llovió y demás mitos urbanos creados para confundir, resultan ociosos y son mentiras. Lo que cuenta es un peritaje elaborado al más alto nivel profesional, donde está el peruano Torero, que exigió Vil-dulfo —en nombre de los “pinches indios piojosos”— formara parte del grupo de expertos.
Total que es una pachanga el GIEI, que no ha cumplido con su responsabilidad, en tiempo y forma. La PGR no tiene conclusiones de los resultados de ADN en la Universidad de Innsbruck y faltan otros exámenes periciales. Los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos ya están peleados con su abogado Vil-dulfo, quien los llamó “pinches indios piojosos” pero ahora dice que es una campaña mediática en su contra. Qué poca ma…
Si no renuncia Vil-dulfo, su permanencia en la asesoría jurídica de los padres será como una piedra en el zapato, como un dolor de muelas permanente. ¿Podrá Vil-dulfo ver a la cara a quienes ha insultado y tratado despectivamente?
Vil-dulfo hirió a los padres de familia. Los revictimizó por su condición indígena. Los insultó. Cualquier otro bufete jurídico o abogados de otros Centros de Derechos Humanos harían mejor papel que Vil-dulfo, a estas alturas de la lucha. Que se quede será un error.
La lucha emprendida por los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos durante la noche negra de Iguala, la está desprestigiando Vil-dulfo. Lástima.
Nos leemos mañana, SIN MEDIAS TINTAS.