Un auto por la ciudad
Por Chanssonier
Entre la séptima y octava década del siglo XIX, fue inventado el automóvil en diversos países europeos y los Estados Unidos; esto conllevó a la construcción de carreteras, teniendo sobre los ferrocarriles numerosas ventajas, porque éste no puede salirse de su vía férrea, en tanto los autos pueden desplazarse por muchos lugares.
Hablando de manera específica de Guerrero, el ferrocarril México-Balsas fue inaugurado por el presidente de la república, general Porfirio Díaz en 1899, en el cuso de un evento que se realizó en Cuernavaca; la idea es que llegara hasta Acapulco, lugar al que nunca arribó.
Enseguida de ponerse en servicio el tren, el gobierno estatal inició en 1902 la construcción de la carretera Chilpancingo-Iguala, siendo gobernador de la entidad el señor Agustín Mora. Para acelerar las obras las autoridades estatales se encargaron del tramo Chilpancingo-Mezcala; de este lugar hasta Iguala se concesionó al señor Miguel Montúfar.
Días después del acto inaugural, fue el rio armenio Jacobo Harrotian quien tripulando un coche de su propiedad, ante el entusiasmo de cientos de personas, éstas salieron a las calles para aplaudir al intrépido hombre, a quien acompañaba el licenciado Silvano Saavedra Apolonio.
En su viaje a esta ciudad, don Francisco I. Madero estuvo en el domicilio del señor Harrotian, afiliándose al maderismo con el grado de coronel; a la muerte del apóstol se afilió al huertismo, pero caído el usurpador no le quedó más remedio que huir a un país de América Central, en donde murió en completa soledad.
Hasta no hace muchos años en Zumpango del Río, en donde vivió, funcionó una tienda de abarrotes denominada “La Nueva Armenia, siendo además propietario del edificio en donde funciona el ayuntamiento del municipio de Eduardo Neri. También fue propietario de Minas de oro y plata. El auto del señor Harrotian fue traído de Iguala a Zumpango del Río desarmado, utilizándose bestias de carga para hacerlo llegar a su destino. Vale.
Pioneros del autotransporte
En el año de 1927 el gobierno encabezado por el general Héctor F. López Mena, ordenó la construcción de la carretera Petaquillas-Mochitlán-Quechultenango, con el propósito que quienes vivieran en esos lugares, tuvieran la posibilidad de desplazarse con rapidez; hasta entonces las bestias de carga eran las únicas mediante las cuales se podían desplazar a otros lugares.
Por algunos años esta carretera estuvo prácticamente sin cumplir su objetivo, porque eran raros los autos que la transitaban, hasta que en 1938 la recién creada Comisión Federal de Electricidad (CFE), la utilizó porque en Colotlipa el gobierno de la república, inició la construcción de una planta hidroeléctrica, aprovechando las aguas del río Azul.
Enseguida los hermanos Luciano y Antonio Pérez, crearon la línea de autotransportes “Río Azul”, brindando servicios a poblados de Mochitlán y Quechultenango; las unidades eran para pasaje y carga. Enseguida con autos tipo turismo, los señores Isaías López y Félix Bello, ofrecieron sus servicios a la población. La concesión para explotar la ruta Chilpancingo-Quechultenango, fue otorgada al señor Justo Gervacio.
Actualmente decenas de Urvans prestan el servicio, teniendo en buena comunicación a esa parte, de la región central de la entidad.
