Los apuros de un alcalde
Felipe Victoria
La “plana mayor” de funcionarios involucrados en aspectos de seguridad se reunieron encerrados casi a piedra y lodo en Guerrero.
En las redes subieron una fotografía que habla por sí sola de la notoria ausencia del todavía presidente municipal que cada vez que abre la boca, se hunde más.
Aclaro que no pertenezco a ningún grupo de amigos de Evodio Velázquez Aguirre, ni de “enemigos” que supongo no tiene por qué tenerlos.
Por ignorancia, inexperiencia o por capricho, a veces los funcionarios destacados se rodean de cuates y parientes que suponen les serán leales, estos se constituyen en camarillas, cofradías y séquitos perversos que terminan empinando a sus jefazos por tanto aplaudirles, cuando ven que se están tirando de cabeza al pozo.
Aíslany blindan a los personajes para que nadie ajeno a sus intereses particulares pueda acercarse a intercambiar impresiones con ellos, ni para aportar sus experiencias que podrían serles útiles.
Esa discriminación arrogante y prepotente conlleva malos ratos y dolores de cabeza para quienes, muy tarde, se dan cuenta de que se hubieran evitado algunos tropiezos de haber hablado a tiempo con los que no son de ninguna manera “enemigos”, sino críticos sinceros que pudieran ser propositivos y constructivos.
Pero ya sabemos que el mal de Hybris y el síndrome de Aquiles son padecimientos endémicos de las oficinas de gobierno aquí y en China. Que yo recuerde por lo leído, Diógenes vivió y terminó feliz comiendo apenas y lentejas en su mísero cuchitril, iluminado por su lámpara para ayudarse a buscar hombres honestos.
El economista perredista Jesús Evodio Velázquez Aguirre ya no es un chamaco, debe asumir las consecuencias de algunas desbocadas consideraciones imprudentes, que a unos molestan y a otros les dan risa de plano.
Ponerse al brinco con un secretario de Gobernación en México y crear conflictos con los mandos militares, es suicida. “Pueblo chico infierno grande” y en Acapulco nada se escapa de las vidas públicas y privadas, con detalles auténticos o imaginarios y hasta falaces.
Para desgracia para quienes están en la cúspide efímera, nunca faltan los parientes incómodos traficando influencias o haciendo negocitos a escondidas.
Todos los que ostentan mandos necesitan asesores, especialistas en materias que ellos no estudiaron ni conocen personalmente, pero se confunden y lo que contratan es aplaudidores zalameros, incapaces de atreverse a decirles cuando se equivocan. Ineptos para proponer soluciones en materias que igual ignoran y por eso su miedo a que el jefe escuche a los que sí saben.
Presidentes, secretarios de Estado, gobernadores y alcaldes resultan ser solitarios en sus tronos que se deslumbran con el poder y olvidan a los amigos sinceros y desinteresados de antes; andan tan ocupados en lo que deben hacer cotidianamente y en planear sus estrategias para el próximo cargo que sueñan tener, que ni cuenta se dan donde y cuando perdieron la sencillez y la humildad, comienzan engolando la voz y posando para las fotos.
Ignoran que hay peritos en expresión corporal que por los gestos en el rostro calculan hasta lo que está pensando el analizado y leen los labios para entender sin oír lo que dicen en cortito, además interpretan las miradas.
Así las cosas los personajes públicos se quedan sin intimidad, diríase que es el precio de la fama, que no es lo mismo que el prestigio.
Pareciera no venir al caso pero me acuerdo de los incidentes que tuvieron en Europa y en Palacio Nacional el presidente Peña Nieto y su distinguida esposa, que como todas las parejas tienen momentos malos imposibles de disimular, pero todas las miradas están sobre ellos.
¡Qué mal aconsejan a los políticos! diciéndoles que todos los días a todas horas deben aparecer en los medios, eso aburre al pueblo de a pie finalmente.
En fin, en la reunión sobre la inexistente “seguridad”, Miguel Ángel Osorio Chong repitió el lunes otra de sus temibles indirectas, como aquella de enero en Chilapa hablando de un apócrifo en Acapulco.
El intercambio de miradas entre el selecto grupo presente coincidió en suponer que Evodio Velázquez se estaría sumiendo en su asiento; al parecer se la están telegrafiando y cuando en México los funcionarios caen de la gracia de los superiores es mejor que vayan arreglando sus maletas.
-¡Tilín, tilín- Suena la campanita escolar.
-Maestra Pizarrina, ¿nos puede explicar qué es eso de las expectativas superadas?
-¡Shhh… cábrense cayones chamacos!, por favor dejen en paz a mi cuatito chulo que ya lo traen de encargo y si no le llueve le llovizna cada que abre la boca.
-Ejele teacher, más bien se desboca y ha de traer el santo de espaldas, porque dice una cosa y la realidad es otra.
-Serenos morenos, es que un Acapulco es el de los turistas y otro el de los afligidos lugareños.
-Sí maestra pero son los de ahí los que votarían por su reelección en 2018, para que después le brinque hacia la gubernatura en 2021.
-Pues como va, no se calcula que llegue lejos.
-¿No funcionan sus planes ni estrategias?
-Ni cuenta se da, porque puros aplausos de acarreados escucha; sus canchanchanes creen que así lo tienen contento y distraído.