Bernardo Torres

 

Al menos 20 familias que habitan en las inmediaciones de la barranca Pezuapa, al oriente de la capital, nuevamente resultaron  damnificados por las recientes lluvias que provocó la tormenta invernal, y otra vez fueron olvidados por las autoridades municipales y estatales.

Desde la noche del martes cuando el viento y la lluvia ingresaron a territorio guerrerense, el temor se empezó a apoderar de los habitantes de varias colonias que recurrentemente son afectados, al encontrarse cerca de barrancas, árboles o consideradas como zonas de alto riesgo.

Por la madrugada, empezaron a volar láminas galvanizadas de los techos y a caer ramas, por lo que de inmediato dieron aviso a las autoridades de Protección Civil, a través del número 066, así como a través de las redes sociales, e incluso notificaron a diversos medios de comunicación.

Los llamados de auxilio fueron ignorados, obligando a muchos a abandonar sus viviendas y refugiarse con vecinos o familiares que tienen casas de concreto.

La señora, María del Carmen Sánchez, manifestó que entre las 03:00 y 04:00 de la mañana decenas de vecinos se dieron a la tarea de auxiliar a los afectados, volviendo a colocar las láminas, amarrando con alambre y cuerdas los techos, pues el viento era muy fuerte y las viviendas sucumbían ante la fuerza.

Han pasado más de 48 horas, el viento no ha cesado y el riesgo de que sus viviendas sufran afectaciones es latente, por lo sencillo de sus construcciones, pero a pesar de tal situación no han recibido auxilio, ni autoridades de Protección Civil se han presentado a evaluar la zona y los daños.

Su familia resultó damnificada en 2013, en el mes de septiembre por la tormenta “Manuel” y el huracán “Ingrid”, permaneció albergada varios meses y recibió un folio por parte de la Secretaría de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano (Sedatu), pero nunca recibió su vivienda.

Hasta el momento tampoco está contemplada para ocupar alguna de las que están siendo entregadas por el gobierno federal, en el Fraccionamiento El Mirador.

Uno de los temores más grandes, es que a unos metros de su vivienda, sobre la ladera del cerro, entre los árboles, quedaron atorados restos de un techo de lámina que amenaza con desplomarse sobre sus casas, sobre todo porque hay infantes.

Cirilo Hernández, es otro de los afectados, un pedazo del cerro se desplomó, cubriendo casi la mitad de su casa; por sus propios medios ha intentado retirar la gran cantidad de escombro, pero son toneladas y sus esfuerzos ni siquiera se notan.

La misma situación le ocurrió en septiembre de 2013, en aquel entonces recibió la promesa de que con maquinaria pesada sería retirado el escombro y parte del cerro que estaba reblandecido, pero a más de dos años, nada ha sido cumplido.

Uno de los casos emblemáticos es el de doña Angélica Pérez Juárez, a quien durante una visita a Chilpancingo, de propia voz, el presidente Enrique Peña Nieto, le prometió una vivienda, y lo único que ahora tiene es un folio de la Sedatu, que incluso ha enmicado, en espera de que se cumpla la promesa.

Un árbol se desgajó sobre el patio de su casa, situación que estuvo reportando desde la madrugada del miércoles, pero todo fue en vano…

Hicieron un llamado a las autoridades, a la vez que los responsabilizan por cualquier daño que puedan sufrir, pues no les cumplieron con la reubicación en 2013, y ahora tampoco les brindan auxilio en esta contingencia, que podría extender durante los siguientes días. (API)