Isidro Bautista

 

Los políticos o gobernantes deben estar conscientes de que, primero, están expuestos a todo —ahora más— y, segundo, deben saber sortear el problema o, de lo contrario, regresar a su casa.

Por eso no debe espantar lo suscitado actualmente entre Evodio Velázquez Aguirre, alcalde de Acapulco, y dirigentes estatales de Movimiento Ciudadano. Todos los partidos conspiran, planean o acechan, unos más, unos menos. Andrés Manuel López Obrador no suelta ni un minuto al presidente Enrique Peña Nieto, y cuando tiene oportunidad, lo exhibe. Todos los días busca la forma de dañarlo, porque al dañarlo a él, de alguna forma daña al PRI, y ve posibilidades de sustituirlo como inquilino de Los Pinos.

Y eso se da porque los partidos deben estar en una lucha por el poder constante, algunos con la mentalidad de que, como en el amor y en la guerra, todo se vale. Ojalá que todos los partidos anduvieran pisando los talones a los gobernantes, aunque no con el revanchismo o cierta perversidad con que el MC lo hace contra el edil perredista.

Ojalá que no sólo los partidos sino la sociedad en general tuviera siempre en la mira a los políticos o gobernantes, y que, desde luego, nunca se callaran.

En el MC es aceptable la actitud adoptada ante Velázquez Aguirre, pues no es para asesinarlo o secuestrarlo, sino para “joderlo” políticamente. En éste es reprobable, porque debe dedicarse a gobernar, y tomar las críticas o las campañas en su contra como pan de cada día, sin distraerse o desviar recursos en una defensa personal, más con tantos problemas que hay en Acapulco o Guerrero.

López Obrador ataca y ataca, y Peña Nieto lo sortea. Evodio se verá mejor según capotee a los de enfrente, sin llorar por una dizque guerra sucia. Le irrita a la gente ver pelear a los partidos o políticos, y peor, a los gobernantes, más en este ambiente de violencia, en el que ya espera resultados.

Un día el entonces gobernador Zeferino Torreblanca dijo: “el que no entienda que la política es como una carrera con obstáculos está equivocado. Aquél que piense que es una carretera construida en el desierto, pues, no entiende qué es la política. La carrera política está llena de vicisitudes, caminos sinuosos, caminos tortuosos, zancadillas. Hay de todo”.

Y ojo, agregó: “Pero está es la parte de la habilidad que debe de tener un político junto con su equipo de trabajo para ir sorteando esta carrera”.

Al propio exalcalde acapulqueño se le ha acusado hasta de asesino, y él mismo levantaba la voz contra José Francisco Ruiz Massieu cuando éste era mandatario

Es preferible la existencia inclusive del tipo de críticas o “guerra sucia” del MC que el silencio que han guardado los demás partidos. Zeferino confesó una vez que prefirió al PRD por el carácter de lucha social que hoy ha perdido, más con Los Chuchos al frente; sí, los que vinieron a arropar a Evodio en la ceremonia de su informe de labores, sin ningún empacho.

Héctor Astudillo, en su toma de posesión como titular del Ejecutivo, tuvo que admitir que “la sociedad guerrerense ha perdido la confianza en sus autoridades, porque ve que la justicia se corrompe, que la desigualdad se acentúa, que crece la pobreza, que la impunidad aflora día con día. Se ha perdido la fe y la confianza en los políticos”.

¿Dónde están los partidos cuando son oposición al gobierno?, ¿dónde estuvieron cuando descubrieron irregularidades en el nombramiento del secretario de Seguridad Pública de Acapulco, o cuando el presidente municipal dijo que primero se iba a informar de cómo es el mando único y después analizar la conveniencia de aceptarlo?

Javier Duarte está a punto de caer de la gubernatura de Veracruz justo por la vapuleada de los partidos. El michoacano Silvano Aureoles ha salido librado por el caso del helicóptero oficial prestado a Belinda, por la opacidad de los partidos.

Mario Ramos del Carmen y Abel Arredondo Aburto, secretarios de Contraloría y Transparencia Gubernamental, y de Desarrollo Económico de la entidad, de haber estado como según ha trascendido desde la aparición del video de YouTube, el 17 de febrero pasado, hicieron lo que todos los servidores públicos militantes de algún partido han hecho: buscar cómo acceder al poder.

El hecho de ser servidores públicos no los sustrae del derecho de militar o ser activistas de cualquier partido. Los presidentes de la República o gobernadores participan también en el diseño de estrategias para tumbar a un partido del poder.

Los partidos deben dedicarse al acecho, a vapulear, como oposición, a hacer grilla política, y los que tienen cargos como Evodio, a gobernar.

Incluso el Papa Francisco fue fustigado antes y después de su visita realizada a México.

isidro_bautista@hotmail.com