* PAN: guerra intestina y despidos masivos

* Salmerón y Maganda, se reparten “pastel”

* Torpezas de quienes dirigen al blanquiazul

 

Por Jorge VALDEZ REYCEN

 

No se ponen de acuerdo, ni por instinto de sobrevivencia.

La plana ejecutiva del Partido Acción Nacional (PAN) en Guerrero vive momentos de lucha intestina, donde la rebatinga por posiciones, chambas, cargos, está generando un despido masivo de empleados y panistas.

Alejandro Martínez Sidney, tesorero del comité estatal del PAN, es el encargado de aplicar tijera a la nómina. Marco Antonio Maganda, el presidente y Eloy Salmerón, el secretario general, buscan impulsar a sus grupos y desterrar a los resquicios del grupo vencido, al que con torpezas y bilis hepática pretenden ningunear y hasta desaparecer. Craso error.

Maganda, exregidor de Acapulco, ya sabemos, tiene un liderazgo cuestionado por la mano que mece la cuna desde el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC). Su esposa es la diputada federal Guadalupe González Suástegui, la única que se logró colar a San Lázaro por méritos propios, ni siquiera por connotados o ilustres personajes que se prestaron a un juego perverso.

Marco Antonio Maganda Villalba es hermano de Braulio Zaragoza, asesinado en el hotel “El Mirador”, y cuyo homicidio sigue sin esclarecerse. Apenas hace dos semanas enfrentaba un litigio en el Tribunal Electoral del Estado por su elección al frente del comité estatal, impugnada por el grupo de Bahena.

Ese diferendo que llegó hasta los tribunales partió al PAN y confrontó a sus tribus. Decir que no existe divisionismo, es mentira. Lo que ahora existe es una guerra intestina y despidos masivos de empleados porque no les cuadran las cuentas y porque ya se repartieron el pastel sus dos dirigentes.

El PAN fue usado por Jorge Camacho Peñaloza para una aventura personal, donde existe un faltante de 7 millones de pesos o, mejor dicho, no se han comprobado ante el Instituto Nacional Electoral (INE) los gastos de campaña de Camacho, quien se fue a Colima como delegado del PAN en la frustrada campaña de Jorge Luis Preciado Rodríguez. Dicen que el güache de “la palomita” fue su “amuleto de mala suerte”.

Lo cierto es que el PAN se desmorona. Se les deshace entre los dedos de las manos, como arena, por la absoluta improvisación y la rebatinga de puestos que pretenden repartirse, como pastel… O como botín.

Desde el altiplano, los jerarcas del PAN han dejado de ver a los panistas de Guerrero. Lo que hizo Gustavo Madero fue dejarlos a la deriva, y todo por su pleito con Josefina Vázquez Mota, madrina política de Camacho. Y Ricardo Anaya está más preocupado por la precampaña de Margarita Zavala para el 2018 que en atender los asuntos de su presidencia nacional panista.

El PAN –me dijo hace algunos años un político chilpancinguense— era el partido del futuro. Luego renunció a ese partido en malos términos y acusó una terrible colusión de intereses de sus dirigentes. El PAN está en ruinas y no se ve a nadie trabajando en su reconstrucción… Todo lo contrario, se disputan sus despojos.

Nos leemos mañana, SIN MEDIAS TINTAS.