* Lastres del desarrollo urbano en Guerrero

* Francisco: visibiliza a Samuel Ruiz

 

Isaías Alanís

 

El desarrollo de Guerrero, que comienza apenas en la segunda mitad del siglo pasado, tuvo por inercias políticas y de la familia real alemanista, un despegue frugal para unos cuantos, plagado de irregularidades y donde la planeación urbana fue letra muerta. Un  especialista en ecología y desarrollo urbano externó hace cuatro años que en “Acapulco se instauró un proyecto neoliberal, antes del neoliberalismo”. El tiempo lo ha comprobado. Contaminación de la bahía más bella del Pacífico mexicano con todo lo habido y por haber, una caótica planeación de la franja costera y los suburbios que dan servicios al puerto. El nacimiento de la Laja y sus implicaciones políticas y de mimesis al convertirse la invasión de predios en un deporte local en Acapulco; Ciudad Renacimiento, las colonias que siguen creciendo, el Acapulco rural que nadie visibilizaba, y desde luego el inaudito descuido y abandono de este importante rubro como lo es para las ciudades y los seres que las habitan, la planeación y el desarrollo urbano y lo que esto significa, no sólo para vivir en armonía con la naturaleza, sino para brindar –en el caso de Acapulco— al turista servicios óptimos, limpieza de playas y garantía de su seguridad. Y en los suburbios, colonias, barrios tradicionales, la seguridad de un desarrollo sustentable, garantizar seguridad, movilidad social con transporte público a la medida del puerto, agua potable y el disfrute de los espacios y equipamiento urbano con cercanía a sus centros habitacionales, no solo parques y zonas verdes, sino bibliotecas, centros de salud, cultura para una ciudad que tiene una población de 717,766 habitantes según datos del INEGI. De estos 373,448 son mujeres y 344,318 hombres. Cifras que dan un porcentaje en el que el 47,97% de la población son hombres y el 52,03% mujeres. Acapulco es el municipio número uno de Guerrero y representa el 23,0408% de la población total de la entidad suriana.

Tomando lo anterior, si los demás municipios de Guerrero, con excepción de Zihuatanejo, Tecpan, Atoyac, Ometepec, chance y Cuajinicuilapa y San Marcos; Iguala, Taxco y Ciudad Altamirano; Chilpancingo, Mochitlán y Quechultenango; Tixtla, Chilapa y Tlapa, Buena Vista de Cuellar y Tepecuacuilco, tienen más o menos delineado un desarrollo urbano hecho a machete y al “aiseva”, los demás tienen un equipamiento urbano nulo o deprimente.

Los meteoros sacaron a la luz pública lo mal que está Guerrero en materia de planeación y desarrollo urbano. La lista de tormentas, huracanes y temblores que han desolado al estado es significativa, si lo vemos desde la óptica de que en muchos pueblos las carreteras siguen igual que hace años, o en el caso de Tierra Caliente desde los tiempos del general Lázaro Cárdenas y la Comisión del Balsas. Esa región asolada por la violencia no cambia. Sólo sobre montículos, planes se erigen casas de lujo que rompen con la espacialidad rural de la zona y el paisaje. Al igual que en la Sierra, Montaña y región centro.

Ante esta enumeración a vuela pluma, es trascendental que el gobernador Héctor Astudillo Flores haya vuelto a reunir después de diez años de inmovilidad a la Comisión Consultiva de Desarrollo Urbano del Estado de Guerrero, porque en una década, no fueron llamados por las autoridades. En esa reunión, también Astudillo hizo referencia a las “letras chiquitas” del Acabús y que pese a todo lo acontecido en los últimos tres años por Ayotzinapa, el incremento de la violencia y la delincuencia, los guerrerenses deben de avanzar sin importar diferencias y dar paso a la coincidencias.

A Guerrero le urge ahondar en esta problemática del desarrollo urbano. ¡Qué bueno! y felicito al Ejecutivo por poner este añejo problema en la agenda estatal, hace algunos años cuando timoneaba un programa de radio, insté a los candidatos a colocar en su agenda el desarrollo urbano de Chilpancingo. Nunca recibí respuesta de los contendientes por la alcaldía de la capital del estado, incluso, comenté que la universidad tiene una escuela de arquitectura y urbanismo, que tampoco le quiso entrar a esta reflexión aduciendo compromisos con el gobierno en turno.

En esa misma emisión, sugerí involucrar a los más renombrados planificadores urbanos de México para iniciar el reordenamiento urbano de Guerrero con un proyecto piloto y realizar el Plan de Desarrollo Urbano de Chilpancingo y sanear el Huacapa. Y no hubo respuesta, por eso es destacable la reunión celebrada en Acapulco, en donde el Ejecutivo afirmó: “pensar qué hacer para que el desarrollo urbano se regule, que las inversiones vengan y las ciudades crezcan mejor y orienten de manera correcta su crecimiento“. (El Sur/16/2/16).

Ojalá que este sea el principio de un reordenamiento urbano de Guerrero, que servirá para el bienestar de los habitantes y mejorar las condiciones de vida, salud y evitar que el puente de la violencia siga cruzando las venas y los músculos de Guerrero.

 

FRANCISCO VISIBILIZA A SAMUEL RUIZ

 

En San Cristóbal Francisco, lleno de humildad, rezó ante la tumba de Samuel Ruiz, el Tatic zapatista. Mensaje que le pegó en el centro de la diana al clero oficial que fustigó, persiguió a Ruiz. Incluso, presionando a Salinas y Zedillo para que lo encarcelaran. Francisco, le rinde un homenaje al defensor de los pueblos originarios de Chiapas que todavía viven en condiciones infrahumanas como en todo México. En la misa celebrada en San Cristóbal, Francisco pidió perdón por todos los males hechos a los pueblos y ahí mismo entregó un decreto por el cual quedan formalmente autorizadas las ceremonias litúrgicas en lenguas originarias.

Y resulta contradictorio que Federico Lombardi, declare que está presionado por los padres de los normalistas para que sean recibidos por Francisco. Se olvida que el Papa envío al nuncio apostólico Cristopher Pierre a oficiar misa en Ayotzinapa. ¿Para dónde apunta entonces El Vaticano?

Ayer martes, el Papa recorrió el territorio totalmente narco de Michoacán. La tierra donde Tata Vasco implantó un desarrollo urbano que funciona, al menos en Pátzcuaro hasta el día de hoy.