Marcha de la Lealtad

 

Por Chanssonier

 

Este día se recuerda la fecha que hace 103 años, un grupo de cadetes del H. Colegio Militar, acompañó al presidente de la república, don Francisco I. Madero, de su residencia establecida en el castillo de Chapultepec al palacio nacional, ante las sucias maniobras políticas las cuales pretendían echarlo del poder, para sentar en él a un político incondicional de los Estados Unidos. La maniobra contaba con el respaldo del embajador de ese país en el nuestro, señor Henry Lane Wilson, quien les abrió las puertas para la consumación de su despreciable maniobra.

El 9 de febrero del año ya citado ante las amenazas de sus enemigos, en el sentido de darle muerte al jefe del país, designó al general Victoriano Huerta Márquez, para que se hiciera cargo de defender el palacio nacional, en lugar de  efectuar lo que se le encomendó, acató las instrucciones del diplomático yanqui. A partir del 9 hasta el 22 de febrero, los ataques al palacio nacional fueron constantes, hasta que finalmente Madero y el vicepresidente fueron asesinados, cuando supuestamente eran conducidos al penal de Lecumberri.

En la Marcha de la Lealtad participó un chilpancingueño, de nombre Baltasar R. Leyva Mancilla. El gobierno del usurpador general Huerta, ordenó la clausura del plantel militar. Leal a Madero, el joven Leyva Mancilla empuñó las armas en defensa de la legalidad. Como miembro del ejército mexicano, fue obteniendo sus grados hasta llegar a ser general de división.

Fue gobernador del estado de 1945 a 1951; enseguida jefe de algunas zonas militares. De 1964 a 1970 oficial mayor de la secretaría de la Defensa Nacional, siendo más adelante senador de la república de 1970 a 1976.

Retirado de todo tipo de actividades se radicó en esta su población de origen, muriendo a la avanzada edad de 96 años. Debido a sus muchos méritos se le dio sepultura en la Rotonda de los Hombres Ilustres del Estado, en el panteón central.

 

La muerte de Chano Radilla

 

El 10 de febrero de 1940 esta quieta ciudad, se alarmó con la violenta muerte del diputado federal Feliciano (Chano) Radilla Ruiz, quien fue asesinado a balazos a la entrada del hotel México, el cual funcionó por varias décadas en la esquina de las calles de Madero y Abasolo. Quien lo privó de la vida a balazos, fue su primo Antonio Radilla, quien enseguida de cometer su fechoría fue detenido por la policía, pasando algunos años en la cárcel.

Luego de conocerse este trágico suceso, se supo obedeció por problemas en la tenencia de la tierra. Chano Radilla y los hermanos Amadeo y Baldomero Vidales, habían fundado una organización que tenía como finalidad, fueran los campesinos dotados de sus respectivos ejidos.

Radilla había sido citado en esta ciudad, por el gobernador general Alberto F. Berber, con el fin que los problemas originados por la tenencia de la tierra, se ventilaran de manera pacífica. Nogueda y Radilla que guardaban rencillas, se encontraron en esta ciudad; enseguida de beber algunas copas en la cantina Las Playas, ambos se retiraron; justamente a la entrada al hotel Nogueda sacó de entre sus ropas una pistola, con la cual dio muerte al legislador, del que se decía iba a ser senador.

Después de algunos años de reclusión Nogueda Radilla salió en libertad, radicándose más adelante en esta ciudad.