Bronco y ardiente, el Guerrero de Astudillo

 

Felipe Victoria

 

Noventa años hubiera cumplido Don Alejandro Cervantes Delgado, aquel maestro normalista y licenciado en Economía que fue un respetado y estimado gobernador decente, que publicó su autobiografía como un Guerrero Pacífico.

Se cumplirán los cien primeros días de gobierno, sometiendo a escrutinio el desempeño de quienes trabajan como servidores públicos y funcionarios del equipo de Héctor Astudillo.

Muchas pifias son notorias, otras deben ser detectadas y escudriñadas desde la Contraloría Estatal, a cargo de Mario Ramos del Carmen y su equipo de avezados “cazacorruptos”, labor sofisticadamente peligrosa.

La quiebra financiera en que le dejaron la entidad no debe quedar impune y las cuentas ya las hizo Héctor Apreza Patrón; increíble que entre 8 administraciones se formara un déficit de 13 mil millones de pesos y que un solo interino sustituto, en tan solo tres meses, desfalcara supuestamente 5 mil quinientos millones con su pandilla de académicos.

Ineludible el que tengan que satisfacerse los procedimientos necesarios para poder ejercer las acciones legales y administrativo-políticas correspondientes, en que tendrán que intervenir sin contemplaciones el Congreso del Estado y la Fiscalía General de Javier Olea Peláez.

Pero “no solo de pan vive el hombre”, lo que está del carajo –perdonando la altisonante palabreja—, es la ingobernabilidad y la inseguridad pública, por la inmunidad y disimulo endémicos en la procuración y administración de justicia, además de la torpeza policial.

El Imperio del Narco se acrecentó en Guerrero y ya no es como antes, cuando tan solo dos poderosos cárteles se disputaban el territorio guerrerense, pero con respeto hacia las autoridades; al salir de circulación las cabezas mayores sinaloenses y tamaulipecas, muchos lugartenientes formaron sus propias gavillas operando por regiones y pequeñas poblaciones, convirtiéndolas en un infierno, amafiándose con policías y políticos, eso es lo verdaderamente más grave y el CISEN debe tenerlos identificados, pero aquí se hacen sordos.

Para colmo, la equívoca moda del respeto irrestricto a los derechos humanos, pero de los delincuentes, inhibió la energía legal para someterlos y maniató a los representantes de la ley y el orden, creando un clima de anarquía e impunidad difícil de superar; mientras no haya suficiente voluntad política de hacer lo que se debe hacer, a los malos como malos y a la gente pacífica y decente como lo que es.

Se equivocó el mando federal por disfrazarse de humanista alejado de lo que alegan represión y autoritarismo; la tibieza dilatando la aplicación lisa y llana de las leyes, fomentó la guerrilla urbana de quienes están ya en su insurgencia nacional, en tanto el narco patrocina grupos armados irregulares que tontamente toleran algunos gobiernos estatales, que eluden las verdades pretendiendo dorarle la píldora al pueblo con sus vehementes discursitos y palabrería hueca.

A mitad del camino del presidente Enrique Peña Nieto se le desmorona el país en lo económico y social, siguen dando palos de ciego y va de fracaso tras fracaso.

Por planes y proyectos faraónicos no paran, pero no hay congruencia con las timoratas acciones que no se deciden a poner drásticamente las cosas en su lugar; la extorsión ya es generalizada de costa a costa y de frontera a frontera, por todos los rincones del país.

Guerrero no es un feudo aparte, pero sí el vértice del origen y epicentro de problemas de seguridad nacional, por eso la federación debiera estar presente con más intensidad real y no solo en reuniones perfumadas con flores y palabrerío, ni con robocops en calidad de espantapájaros costosos que no reportan productividad. Deben atrapar a los delincuentes.

Lástima que muchos altos funcionarios sean analfabetas de la historia patria y por eso no captan que lo ocurrido en este territorio en el siglo XIX se está repitiendo.

Fue aquí donde la insurgencia por la independencia tuvo sus más álgidos escenarios, sin dejar atrás la rebeldía del zapatismo sureño en la caída de Madero y el inicio de la revolución del Siglo XX. Ahora estamos en la disidencia magisterial y la narcoinsurgencia con grupos armados que enfrentan y desafían el Ejército y la Marina.

En el homenaje por los 90 años del nacimiento de Don Alejandro Cervantes Delgado, los oradores resaltaron el paralelismo histórico con la situación actual del Guerrero Bronco y Ardiente que le dejaron a Héctor Astudillo.

El flamante gobierno requiere del apoyo total de la federación, pero ni Enrique Peña Nieto, Miguel Ángel Osorio Chong, Salvador Cienfuegos Zepeda, ni Vidal Francisco Soberón Sanz, vendrán a hacer lo que nos toca a nosotros desde cada comunidad y municipio, con una limpieza profunda, comenzando por imponer disciplina, valores, urbanidad y legalidad para que pueda haber orden y paz.

¿Están asesorando e informando correctamente a Héctor Astudillo quienes lo rodean y blindan? Al cumplirse los cien días tendrá que valorar él mismo la situación y deshacerse de “apócrifos” que obstaculizan su proyecto para lograr un Guerrero diferente, igual que quienes no le deben a él exactamente sus nombramientos.

¿En cuántos municipios hay anomalías con sus jefazos de policía como en Acapulco y ahora la dama perredista vino a acelerar más al retobado Evodio Velázquez Aguirre, que no se baja de su prematura obsesión por llegar a gobernador en el 2021?