El cuerpo de Julio César Mondragón, quien fue asesinado y su rostro desollado la noche del 26 de septiembre del año pasado en Iguala, fue exhumado por parte de peritos mexicanos y expertos argentinos para realizarle un nuevo estudio.
Un estudio de expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos encontró que la primera autopsia realizada al cuerpo del joven tuvo inconsistencias y contradicciones, por lo cual recomendó exhumarlo para hacer un nuevo estudio.
Mondragón fue uno de los seis asesinados el 26 de septiembre de 2014 en Iguala, aunque esas muertes quedaron en el olvido ante la magnitud de las 43 desapariciones forzosas de los estudiantes, cuyo destino todavía se desconoce.
El joven tenía 22 años cuando falleció, estaba casado y tenía una niña de dos meses en ese momento.
La autopsia original, realizada por la fiscalía estatal, señaló que el desollamiento se realizó con arma blanca pero en otra parte del mismo estudio lo atribuye a la fauna del lugar.
Para realizar la exhumación, los peritos usaron trajes especiales y tanques de oxígeno para realizar los trabajos.
“Ojalá sea para bien”, dijo la mamá del joven, Afrodita Mondragón, mientras preparaba café pasteles a quienes acompañaron a la familia. “Tengo un dolor aquí. Pero estoy mejor, ya puedo llorar”, añadió mientras se tocaba el pecho a la altura del corazón.
En un reciente comunicado, la familia denunció también que de las 13 fotografías a color del cadáver que hizo el perito de turno, solo siete se integraron en el expediente y en blanco y negro.
La familia ha acusado a autoridades de los tres niveles de gobierno de “obstaculizar la investigación” y pidieron que en la exhumación estuvieran presentes los peritos del Equipo Argentino de Antropología Forense, que ha participado en el análisis de las pruebas encontradas tras la desaparición de los 43 estudiantes.