Las listas de Astudillo

 

Felipe Victoria

 

Estupendo que la universidad particular ubicada en la Costera Alemán de Acapulco rindiera homenaje en un libro al que fuera su creador-fundador y un singular personaje guerrerense.

De quienes comentaron la obra, obviamente Florencio Salazar Adame fue quien con más sentimiento y autenticidad lo hiciera, no en vano estaba con él en los momentos cruciales de aquel miércoles 28 de septiembre de 1994, coincidían en muchas cosas pero sobre todo en sus afanes culturales.

De José Francisco Ruiz Massieu, su vida y obra debiera ser materia de estudio para todos los universitarios guerrerenses, pleno de contrastes brillantes y también oscuros, poco mencionados y comentados en la entidad por la veneración política de que es objeto.

Héctor Antonio Astudillo Flores dentro de unos pocos días estará en el lugar que ocupó aquél, del que fuera su secretario particular un tiempo, cuando usaba también bigotito.

¿Hace cuánto no hemos tenido gobernadores que usen bigote después de Alejandro Cervantes Delgado y el propio José Francisco?, con todo lo que significan las acepciones que implican el lucir el mostacho.

Quienes lo recuerdan como gobernador saben que nunca se andaba por las ramas y que fue de mano dura pero trato educado, gente culta en fin. Visionario emprendedor con grandes planes para sacar a Guerrero del cabús del desarrollo.

Indudablemente pintaba para llegar a la Presidencia de México como fuera, después de Ernesto Zedillo o inclusive antes, o en lugar de él; pero el cruel destino fatal lo alcanzó cuando se acercaba demasiado a la antesala de la cúspide y su crecimiento político espantó a sus rivales enfadados por negocios obstruidos.

El destino trágico de su familia le cobró la cuota como a dos hermanos anteriormente, igual que después lo haría con Mario Salvador.

En fin, qué bueno que la universidad que él creó lance una obra editorial que por lo menos los alumnos debieran estudiar.

Hasta donde sé, de pocos gobernadores de Guerrero se han escrito obras de cualquier género; no diré más del tema y me ocupo de las misteriosas listas que andan mencionando por ahí en las redes sociales cibernéticas.

Héctor Antonio Astudillo Flores debe tener ahora varias “listas” ante su vista: unas con nombres de tantísimos aspirantes a que les de empleo en el gobierno, sea en especialidades que dominen o hasta de lo que sea, que el chiste es no vivir fuera del presupuesto.

Otras han de ser de sus muy conocidos y cercanos, o de los que coincidieron en su camino sin que hayan hecho nexos de verdadera “cuatitud”, igual que de parientes con quienes si ha tenido trato constante y una más de referencias de personas con el mismo apellido pero no muy próximos.

De las listas “de cuidado”, es la de individuos a quienes tendrá que incorporar en su equipo por recomendaciones de grupos y personajes con quienes no debe quedar mal, y habrá de ver dónde y cómo coloca a sus apadrinados.

Ya por ahí las listas van pareciendo un directorio telefónico por la cantidad de nombres, imposible que de veras conozca a muchos o tenga idea de quienes son y menos de cómo son.

Pero igual tiene ante sí unas listas negras que oficiosamente le formulan algunos de sus colaboradores cercanos con los nombres de gente non grata, no para él sino para ellos por muchas razones, desde antipatías naturalitas u hormonales, o hasta por celos profesionales, donde colocan a quienes miedo les da que Astudillo les diera una oportunidad de demostrar cualidades y capacidades en el ámbito laboral.

Claro que no ha de faltarle la lista de supuestos “detractores”, que quizá en realidad solamente son simples críticos y a esos se los clasifican de plano como enemigos peligrosos, cuando no es así en verdad; pero la mente cerrada de algunos asesores y ayudantes no comprende que lo de dar miedo de veras son los aduladores lisonjeros y desmesurados que lo divinizan siguiéndole la corriente en cualquier ocurrencia, en vez de marcarle rumbos correctos.

En eso me acuerdo bastante de José Francisco Ruiz Massieu, a quien le gustaba abordar personalmente sobre todo a periodistas opinadores, tanto locales como del DF; tomaba al toro por los cuernos, intercambiaba opiniones y terminaba echándoselos a la bolsa, pues bien sabía que no hay enemigo pequeño.

-¡Tilín, tilín!- Suena la campanita de la escuela.

-Maestra Pizarrina, ¿no será un abuso de su parte dejarnos tarea sobre un personaje al que asesinaron hace 21 años?

-Por principio de cuentas ustedes la van a hacer, quieran o no, aquí en la escuela deben obedecer para aprender.

-¿Y nos servirá mucho saber sobre uno de los famosos Ruiz Massieu?

-Sí chamacos, aunque hermanos, fueron muy distintos pero el destino siempre es canijo y a veces se ensaña.

-Pues hemos visto que a ese José Francisco lo tienen por muy venerable, pero finalmente no era invulnerable.

-Eso precisamente es lo que todos deben aprender, comenzando por el próximo gobernador que entrará en funciones.